Hablar de ‘reinvención profesional’ no es algo novedoso. Este concepto que ha cruzado las fronteras de todo el mundo es el desafío que hoy, con gran insistencia, toca la puerta de la generación plateada.
Según dicen los expertos, es la transición que haremos todos los seres humanos para poder adaptarnos, sobrevivir y prosperar en la nueva era emergente.
Necesitamos comprender que aquí no hay opción, es una necesidad para sobrevivir a los cambios que ya operan a nivel mundial, y de esa manera prosperar. También debemos asumir que esta necesidad será cíclica, es decir que de tanto en tanto habremos de sentarnos a pensar ¿de qué manera quiero participar en este nuevo contexto?
Es verdad que los hábitos y pensamientos sostenidos hasta hoy en relación a la profesión y al trabajo ya no sirven, se han vuelto obsoletos. Está emergiendo un nuevo esquema, nuevas formas del mundo laboral, con condiciones y necesidades distintas a lo que estamos acostumbrados. Por eso es fundamental que nos cuestionemos esas viejas creencias.
Reinventarnos profesionalmente es la oportunidad para dedicarnos a algo que nos haga sentido, que esté orientado al bien común, que no pueda automatizarse o robotizarse (al menos no con tanta facilidad). Algo que tenga que ver con quienes verdaderamente somos.
Ahora bien. ¿Por dónde empezamos?… Creo que deberíamos empezar por conocernos: saber qué nos moviliza, qué nos apasiona, en qué cosa somos excelentes, y qué cosa nos ilusiona, aunque en eso hoy no demos pie con bola… Conocernos ayuda a descubrir nuestras zonas vulnerables, nuestras fortalezas, nuestros prejuicios, aquello que las personas admiran de nosotros, nuestra rareza, esa cualidad que nos hace únicos, y que muchas veces esconde nuestro talento.
Si sabemos poco o nada acerca de nosotros mismos será difícil decidir con claridad qué hábitos, ideas, actitudes, pensamientos, emociones y conocimientos podrían operar a nuestro favor para mantenernos vigentes en los tiempos por venir.
Entonces debemos pensarnos capaces de desarrollar una nueva actitud, con mentalidad emprendedora y responsable, que nos ayude a hacernos cargo de nosotros mismos, pensando en qué tenemos para ofrecer a los demás, bajo la forma de inteligencia, talento, creatividad, pasión y motivación.
Y aquí la pregunta: ¿Por qué la capacidad de reinventarnos va como piña con los hábitos de vida saludable?
Porque una vida saludable nos ayuda a sostener los cambios que necesitamos para desarrollar una mentalidad flexible.
Cuando elegimos reinventarnos estamos asumiendo que somos nosotros los creadores de nuestro camino laboral y profesional. Estamos asumiendo la responsabilidad de ser eficaces, competentes, de mantenernos actualizados, de progresar, de alcanzar los objetivos que nos proponemos, de aprender aquello que necesitamos saber, de ser capaces de tomar decisiones difíciles, de comprender los riesgos, de poder establecer alianzas positivas, de saber perder o detenernos a tiempo para corregir una acción. Es decir, que abandonamos esa conducta de dependencia en la que hacemos para otros y por otros, y comenzamos a pensamos con autonomía, dispuestos a relacionarnos libremente, de acuerdo a los intereses y a las necesidades que tengamos unos y otros, haciendo un camino de valía y reconocimiento.
Todo este movimiento de apertura requiere que podamos concentrarnos en lograr el cambio de pensamiento. Para ser estratégicos, delinear objetivos y cumplir un plan, necesitamos una mente clara que nos ayude a poner foco en la meta. Ya vimos en el workshop de Inteligencia Emocional, que nuestro cerebro funciona mejor si proveemos las condiciones adecuadaspara que así suceda. Así aparecen los hábitos saludables como pilares fundamentales de una estructura basada en la tolerancia al cambio, la flexibilidad y la adaptabilidad.
Cuando desarrollamos el hábito de sentirnos bien, aumenta nuestra confianza y la capacidad de lograr lo que nos proponemos, tenemos vitalidad y energía para realizar las acciones necesarias, podemos pensar soluciones para las dificultades que se presentan, organizamos mejor nuestras rutinas porque al estar ordenados y enfocados aprovechamos bien el tiempo.
Cuando incorporamos hábitos saludables empezamos a distinguir qué cosas nos aportan bienestar y plenitud, qué cosas nos ayudan a avanzar y a generar pensamientos transcendentes. Estas vivencias nos permiten estar en conexión con la vida. De esa forma, si la vida va cambiando, tendremos la chance de adaptarnos a lo que viene.
Entonces, si tuviéramos que hacer un ranking de aquellos hábitos saludables que propician la reinvención, a los que ya todos conocemos sumaría los siguientes:
–Desarrollar el autoconocimiento: Para eso podemos utilizar la sicoterapia, el coaching o cualquier otro espacio de reflexión que nos invite a pensar sobre nuestras actitudes y nuestras emociones. Otros métodos eficaces se basan en la utilización de técnicas expresivas, como la danza, el teatro, el canto o la escritura. Generalmente estos abordajes suelen hacerse de modo grupal, para lo cual, si nos animamos y vencemos la timidez, comprobaremos su poderosa efectividad. Si preferimos algo de perfil más bajo, propongo el uso de un diario personal, el cual convoca a registrar nuestros pensamientos y estados emocionales en cualquier momento del día y en cualquier lugar. Tan efectivo puede llegar a ser este método, que para una mayor comprensión dedicaremos un artículo aparte.
–Despertar la curiosidad: Si nos conectamos con recuerdos de nuestra niñez descubriremos que muchas de las cosas más asombrosas, valiosas e inolvidables que aprendimos, fueron motivadas por la curiosidad. Esta señora es una excelente aliada para mantenernos activos y vigentes, pero hay que cuidarla y cultivarla, porque sino se apaga. ¿Sobre qué temas nos gustaría saber algo? No importa que a ojos de otros suene ridículo o absurdo. La curiosidad responde a cuestiones peculiares y muchas veces complejas. Entonces, si descubrimos algo que nos atrapa, investiguemos, averigüemos, aprendamos sobre aquello que despierta nuestro interés.
–Jugar: ¡Pero eso es cosa de chicos!… No, nada de eso. Desarrollar habilidades lúdicas nos ayuda a mantenernos flexibles, nos permite pensar en términos innovadores, imaginar y crear posibilidades que, en principio pueden ser fantasiosas, pero no imposibles de lograr. Además, nos ayuda a limpiar la mente de preocupaciones y estimula nuestra cognición.
–Cultivar la contemplación: Es una práctica milenaria que ayuda a conectar con lo trascendente, con aquello que es grandioso y está fuera del mundo ordinario. Esto nos corre de la mirada pequeña y nos invita a dimensionar lo asombrosa que es la vida. Podemos elegir algo simple para hacerlo, no hace falta estar en un lugar lejano y paradisíaco. Podemos apreciar la luz oblicua del atardecer entrando por las ventanas de la casa, o el viento esparciendo las hojas amarillas que tapizan las calles en otoño o un pequeño perrito jugando en el parque. Cosas sencillas que despiertan nuestra emoción.
–Buscar momentos para estar solos: Cuando aprendemos a estar solos como práctica habitual, nos hacemos un hermoso regalo. Muchos descubrimientos valiosos surgen en estados de soledad. No tengamos miedo de intentarlo, si nos cuesta mucho empecemos de a poco.
Finalmente ‘cada uno es artífice de su propia ventura’… Eso pensaba Don Quijote de la Mancha. Ojalá que esta simple reflexión sirva para motivarnos a ser los creadores de nuestro propio camino evolutivo.